13 de abril de 2013

TRIGÉSIMA ESCENA

Llevábamos media hora de conversación que se había convertido en recriminaciones aburridas salidas de la boca de mi amigo Carlos -que yo estaba loco -me dijo que estar enamorado era una enfermedad mortal y no sé cuántas cosas más que ya me tenían aturdido y a punto de vomitar.

   -Estás loco si crees que te voy a ayudar con Hanna -me dijo con una voz de puñal que me dejó desangrado en medio de la sala de su casa donde nos encontrábamos solos a causa de la ausencia de Natalie. Por primera vez sentí que su esposa podría ayudarme si hubiera estado presente.
   -¿Por qué me dices esas palabras Carlos? Entiendo que no es normal verme envuelto en este tipo de situaciones, pero como así es la vida, tuvo que suceder, justa,ente, cuando no tendré más oportunidades para verla -le respondí siquiera que era igual de patán igual que yo.
   -Te ves ridículo diciendo tantas estupideces, pareces un estudiante de tercer grado; ¿por qué no te miras mejor al espejo para que te des cuenta de que empiezas a poner cara de mariquita? Es más, estás peor que un adolescente, porque incluso a edad, pensabas de diferente forma acerca del  absurdo sentimentalismo femenino -disparó nuevamente sin importarle si de alguna manera estaba hiriendo mi ego, pues al fin y al cabo, siempre habíamos parecido hermanos gemelos en lo relacionado a nuestro carácter, y aunque sabía que sus palabras eran ciertas, en un instante decidí tapar mis oídos y salir corriendo para el baño; era mejor refrescar mis pensamientos en el único lugar donde siempre habían salidos mis más grandes ideas. Cierro la puerta, bajo mis pantalones, me siento en la tasa del sanitario, apoyo los codos en mis piernas, intento pensar algo útil para tratar de solucionar mis problemas en relación con mis sentimientos; todavía estoy asombrado al reconocer que hablaba con tanta familiaridad aquella palabra, como si desde siempre hubiera sido parte de mi léxico. Me río de mí mismo en el preciso momento en que dejo atrás mi pasado, ahora comienzo a oler mi propia humanidad mientras alimento de nuevo mi autoestima, por fin, me siento renovado. No recuerdo cuánto tiempo llevo meditando en el baño. Imágenes sexuales empiezan a aparecerse como roedores por mi mente, no encuentro la relación existente entre el sexo y lo que estaba haciendo en ese instante; siento la necesidad de pensar en amor cuando alcanzo a ver otra vez a Hanna en medio de mi cerebro, vuelvo a sentirme desesperado, justo cuando me levanto y me miro al espejo, revivo las palabras recientes de mi amigo y no me veo como adolescente, empiezo a descubrir, por primera vez, mis arrugas, mi rostro desgastado por el paso de los años y contrario a la juventud que había sentido que vivía mi cuerpo a diario, esta vez pude identificarme como un hombre adulto, comienzo a reflexionar, y darme cuenta de que mi vida había llegado a casi la mitad del promedio más alto calculado para la humanidad, me asusté, sentí pánico al verme cerca de la muerte y pensar que estaría solo, que habría perdido mi tiempo solamente en sexo, ¿acaso la vida sería solo placer? ¿Mi sexualidad por siempre estaría joven para satisfacer fantasías de cualquier mujer? ¿Esta situación me haría por siempre feliz? Volví a pensar en Hanna y me estremecí cuando descubrí que una lágrima que me bajaba por la mejilla izquierda, creo que no estaba programada, y sin embargo salió, y la sentí cando pasó por mi pecho. No me reconozco a mí mismo en otro llanto. Me asusté.

   -¿Te tragó el baño? ¿Qué estás haciendo cabrón? -gritó Carlos desde el otro lado de la puerta. Desperté de mi alucinación, me sequé el rostro, salí.
   -Nada marica, nada ma´s que me robaste la inspiración -intervine.
   -Nunca antes te había visto tan fuera de tus cabales, en realidad no sabría que adjetivo utilizar para calificarte, creo que pareces un extraterrestre -me dijo Carlos mientras soltaba una carcajada burlona, ahora sí me sentí el más marica de todos mis amigos.
   -¿Qué diablos estaba haciendo con semejante payaso? -me pregunté. Muerto de ira, le disparé tres palabras hirientes para que no se olvidara de mí durante toda su vida, por fin decidí despedirlo con un portazo en la nariz que lo dejaría listo para el circo, respiré profundo. Descansé.

   Creo que la palabra extraterrestre que Carlos utilizó para referirse a mí me dejó con una sensación de pregunta en la boca: ¿acaso el actuar de esta manera me haría diferentes a los demás hombres? ¿Por lo tanto debería ganarme este nuevo apodo? ¿Sería yo el único hombre que con esta nueva actitud me haría diferente en el planeta? No lo sabía, y tampoco me animaba a averiguarlo, creo que esta vez era mejor dejarme llevar por este sentimiento, que aunque calificado de cursi, me hacía sentir un nuevo placer nada parecido al que sentía por debajo de mis pantalones, no, esta vez era distinto, y aunque parecían mariposas, era igualmente delicioso, doloroso y al mismo tiempo excitante. Siempre he creído que detrás de cada orgasmo se encuentra el dolor escondido. Éste era mi nuevo dolor, mi sentimientos, al menos eso fue lo que pensé en ese instante.

3 comentarios:

  1. Ay Tom el amor le prgo muy fuertee!!
    Como acaba este.
    Siguelaa esta muy interesante :D
    bye cuidate

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  2. en serio que perdimos a Tom xD
    En serio me encanta
    espero el proximo
    cuidate bye :)

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  3. tom esta enamorado lol xD
    jajaja que gracioso tom enamorado xD
    espero el prox
    bye cte:)

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Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3